En los últimos tiempos se ha acelerado la transformación del paradigma sobre el cual se piensa al hombre en relación a su trabajo, y a las organizaciones como sistemas mutantes y complejos.
Paralelamente le otorgamos mayor relevancia al entorno y al momento histórico en el cual se sitúan los hechos. Es decir que la mirada se hace más integral, entendiendo al
mundo del trabajo como un ecosistema constituido por una comunidad de organismos y factores que interactúan en un medio determinado, pero también cambiante. Como es sabido, los medios que aportó la tecnología facilitaron y potenciaron esa interacción
llevándola a una sincronía que rompió variables limitantes como el tiempo y la distancia.
Disponemos de información de múltiples fuentes, inmediata, actualizada, y en cantidades
exponenciales. Estos fenómenos atraviesan a los diferentes actores del mercado laboral.
Permiten el acceso a datos relevantes y a la comparación, tanto para las empresas como para los candidatos y los colaboradores.
Estas condiciones contribuyen a que las personas puedan tomar decisiones de cambio o permanencia dentro de una empresa, o sobre cierta función. Les otorga un mayor
conocimiento sobre las oportunidades que disponen. En este sentido se fortalece su capacidad de decisión y negociación.
Por tanto desde las áreas de Recursos Humanos debemos desestimar el concepto de retención que presupone el conservar o mantener algo que debería ser devuelto, como un acto unidireccional.
Una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia Española expresa que se trata de “interrumpir o dificultar el normal curso de algo”. El reto es, entonces, enfocarnos en identificar e implementar acciones y políticas que tiendan a la elección. Este viraje materializa el posicionamiento activo de ambas partes: la organización y el candidato o colaborador. Es asumir una relación simétrica donde ambos actores toman decisiones por igual. La realidad nos interpela. Centrarnos en generar las condiciones diferenciales y atractivas para garantizar el cumpliento de las expectativas que se sellan en el contrato psicológico, y una experiencia emocional positiva serán las claves que propicien el acceso a la elección de las personas hacia las propuestas que les ofrecemos.
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